Las pinturas góticas del Maestro de San Felices de la Castillería son un tesoro por descubrir en la Montaña Palentina. Seguro que esta Semana Santa habrá gente que quiera dedicar su tiempo a recorrer los templos, ermitas y monasterios de nuestra comarca en pos de nuestro archiconocido y valorado románico. Desde AGOTPAL nos permitimos hacer una sugerencia: buscad también las huellas del Maestro de San Felices. ¡No os arrepentiréis!.
Las pinturas góticas del Maestro de San felices: Localización y cronología
Cuando hablamos de las iglesias románicas del Norte de Palencia nos vienen a la cabeza el conjunto de excepcionales monasterios, iglesias y pequeñas ermitas que se encuentran diseminadas por la Montaña Palentina.
Son edificios construidos en los siglos XII y XIII que desde hace décadas atraen a miles de turistas a nuestro territorio. En todas ellos admiramos increíbles capiteles, portadas, espadañas, pilas bautismales, bóvedas de cañón más o menos transformadas en diferentes épocas.
El paso del tiempo ha borrado la policromía de sus magníficas portadas y capiteles y cómo no, de los muros de sus templos. La piedra desnuda que hoy podemos observar nos hace pensar que siempre fue así. Nada más lejos de la realidad. Los muros interiores de los templos, así como sus capiteles y fachadas estaban llenos de color y acercaban las Escrituras a las buenas gentes de la época que no sabían ni leer ni escribir.
Eran Biblias pintadas en los muros y casi el único ornamento de las iglesias salvo algún Crucificado o alguna Virgen. No sería hasta siglos más tarde cuando las esculturas de santas y santos empezaran a ser veneradas en los templos y colocadas en altares y hornacinas.
En algunos lugares como la Ermita de San Pelayo de Perazancas de Ojeda y la Ermita de Santa Eulalia de Barrio de Santa María se conservan restos de pinturas románicas y muy cerca, en una docena de iglesias y pequeñas ermitas románicas de la zona norte de Palencia y sur de Cantabria nos encontramos con las sorprendentes pinturas góticas que García Guinea llamó en la década de los 50 del pasado siglo XX “ pinturas del Maestro de San Felices de la Castillería” pues allí se descubrieron y empezaron a estudiar estas peculiares pinturas murales.
La cronología de estas pinturas nos viene dada por una fecha encontrada en Santa María La Real de Valberzoso en una inscripción: 1483, por lo que las podemos situar en torno a la segunda mitad del siglo XV cuando en el resto de la península dominaba el llamado arte hispano-flamenco con influencia del gótico lineal del siglo XIII.
En el Mapa adjunto podemos ver su localización
A: Las Henestrosas. B: Santa Olalla. C: Mata de Hoz. D: Valberzoso. E: San Felices de Castillería. F: San Cebrián de Mudá. G:Vallespinoso de Cervera. H: Matamorisca. I: Perazancas. J: Montoto de Ojeda. K: Becerril del Carpio. L: Barrio de Santa María.
Técnica pictórica y características estilísticas
No sabemos muy bien si fue una o varias personas las que realizaron estas pinturas murales. La opinión más extendida es que quizá hubo un maestro que con su grupo de aprendices se desplazaba de una población a otra decorando sus iglesias. Es decir, nos encontramos ante la obra colectiva de un taller rural itinerante, seguramente modesto en recursos pero con una gran riqueza expresiva y comunicadora. Sus pinturas, aparentemente toscas y con técnica poco depurada según algunas personas, consiguen con creces sus objetivos: transmitir las Sagradas Escrituras y decorar los principales espacios de los templos.
Las escenas representadas sobre todo del Nuevo Testamento y de los Evangelios Apócrifos nos hacen pensar en que el Maestro principal de dicho taller fue un clérigo con suficientes conocimientos teológicos. Una persona que conocía además las principales corrientes pictóricas de su época.
La técnica utilizada para estas pinturas murales es una bien conocida: pintura al fresco retocada con pintura al temple. Domina el dibujo sobre el color que se utiliza como mero relleno en los fondos. Tiene aún influencia de la pintura románica en la elección de los lugares para pintar: muros laterales, ábsides y bóvedas, en cierto hieratismo y las cenefas de motivos geométricos que articulan los espacios. Pero los personajes empiezan a tener más expresión, se encuandran en escenarios concretos, se buscan las miradas y se les dota de cierto naturalismo. Los temas cambian y ya el carácter simbólico y teocrático de la pintura románica desaparece.
La rapidez en la ejecución es una de las características principales de estas pinturas murales. Antes de que se secara el revoco de cal se trazaban con carbón las líneas de las figuras marcando las siluetas y se rellenaban con pigmentos diluidos en agua y cal. Como los colores al temple perdían viveza al ser absorbidos por la pared, se retocaban al temple. Predominan los ocres, rojizos, pardos que eran los pigmentos más fáciles de obtener. El huevo se utilizaba como aglutinante. Las escenas que se narran aparecen enmarcadas con motivos geométricos. En ocasiones parece que las escenas están inacabadas por los trazos tan sueltos que presentan.
Iconografía
Predominan las escenas de la vida de la Virgen María y del Nacimiento, Pasión y Muerte de Jesús. Dado que en algunas iglesias se representan escenas de los Evangelios Apócrifos constatamos los conocimientos teológicos del Maestro de San Felices ( la aparición de la partera de la Virgen, Salomé por ejemplo). El o los autores anónimos tratan de expresar las emociones y sentimientos de las y los personajes representados. Aunque hay ausencia casi total de paisajes y de decorados interiores, sí que buscan crear escenarios para sus personajes.
Aparecen también escenas de caza, mártires de ambos sexos y uno de los temas «estrella», dado el carácter pedagógico de estas pinturas murales, como es todo lo relacionado con el Juicio Final: el episodio del Pesaje de las Almas y por supuesto, el Infierno, espectacularmente representado , por ejemplo, en la Iglesia de San Juan Bautista de Matamorisca.
Gran parte de las pinturas que aún podemos contemplar han perdido la brillantez y esplendor de sus colores pero con lo que nos queda nos podemos hacer una idea de cómo lucieron en el momento de ser pintadas. Las sucesivas capas de cal que las cubrieron durante siglos y las modificaciones estructurales de algunos templos preservaron unas y deterioraron otras pero poco a poco y tras distintas restauraciones y trabajos de investigación podemos ir descubriendo las huellas del Maestro de San Felices y su trabajo por toda la comarca de la Montaña Palentina y el vecino Valle de Valdeolea (Cantabria).
Un paseo por el Románico Norte de Palencia aderezado por los tesoros del Maestro de San Felices de la Castillería puede ser un buen plan para estas próximas vacaciones. Como siempre, las guías de AGOTPAL estaremos deseando guiar sus pasos.