CARLOS III EN LA PLAZA MAYOR DE BURGOS

En el corazón de la ciudad de Burgos justo al lado del paseo del Espolón uno de los paseos más famosos, nos encontramos con la estatua de Carlos III en la plaza Mayor.

La plaza que siempre ha sido muy frecuentada, a lo largo de los años tuvo distintos nombres y uno de ellos fue la del Mercado Menor pues allí se vendían los artículos de primera necesidad.

Pues bien, fue el cónsul don Antonio Tomé, prior del Consulado del Mar, quien decidió costear la creación de la escultura del monarca Carlos III.

Este industrial burgalés creó la Real Fábrica de Curtidos a la Inglesa en 1767. Era una empresa que intentaba competir con el cuero importado de Francia, Inglaterra o Rusia. Precisamente esa fue la causa por la que hubo grandes relaciones entre el empresario y la Corona.

De este modo, Antonio Tomé con la estatua agradecía según sus propias palabras la gran ayuda que el monarca prestó a la ciudad. Así pues, en el año 1783 se encargó la estatua a Alfonso Giraldo Bergaz, quien lo diseña con gusto rococó.

ESCULTURA DEL REY CARLOS

El rey Carlos III aparece representado de pie, con un marcado estilo militar, con armadura y portando el bastón de mando en su mano derecha. Fue Domingo Urquiza, quien fundió la escultura del rey en bronce.

La escultura se levanta sobre un gran pedestal de piedra de Hontoria que, el Ayuntamiento le cedió.

En la parte frontal una inscripción recuerda, al promotor, y se agradece al rey los continuos favores dados a la ciudad, al Consulado y al propio Tomé.

Para el traslado de la escultura desde Madrid Carlos III concedió una escolta hasta la capital burgalesa.

Decidieron colocar las estatua en el centro de la plaza en secreto para ocultar el aspecto de la obra hasta el ultimo momento, lo que hizo crecer la expectación popular. Al parecer a la ciudadanía Burgalesa les gustó tanto la calidad como la naturalidad de la escultura. Destacaron el realismo del rostro, cuya viveza se alabó en su tiempo como la mejor característica de la escultura.

Durante un tiempo hubo unas cadenas rodeando el monumento como decoración añadida y prohibieron su uso para atar los caballos. Posteriormente Tomé pagó una verja que protegió la efigie hasta 1853 cuando el Concejo la retira en una reforma de la plaza.

Como curiosidad decir que Tomé hizo pequeñas  copias de la estatua y láminas y las regaló al Cabildo catedralicio al Ayuntamiento, y al Consulado.

Os invitamos a realizar una visita guiada por la ciudad de Burgos acompañados de guías oficiales de turismo habilitados por la Junta de Castilla y León.

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