El Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo es una de las fiestas más importantes de toda la provincia de Salamanca. Una fiesta que se celebra cada año coincidiendo con los Carnavales y que suele empezar normalmente el «Viernes de Carnaval» y finalizar el martes. La característica principal que los hace únicos en nuestro país, es que durante los carnavales tienen lugar numerosos encierros de toros, de ahí su nombre. Cada día durante las fiestas se realizan encierros, capeas, entre lo que destaca el encierro a caballo del Domingo de Carnaval y el Toro del Aguardiente (conocido de esta forma porque se reparte aguardiente entre los asistentes).
Tal es su importancia que incluso ha sido declarado como Fiesta de Interés Turístico Internacional, siendo el único de Castilla y León que goza de este reconocimiento. Además, en 2011 fue declarado «espectáculo taurino tradicional» por la comunidad.
Una de las teorías sobre el origen del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo es que se trataba de una celebración que los vecinos de la ciudad aprovechaban para comer y beber en exceso antes de empezar la Cuaresma. Un periodo religioso en el que la Iglesia llama a los cristianos a la reflexión y en el que no está permitido comer carne. Pero también se cree que está relacionado con el arraigo de los habitantes de Ciudad Rodrigo por la ganadería y por su pasión por el toro.
Establecer una fecha concreta para el origen del Carnaval del Toro resulta prácticamente imposible, pero hay algunos documentos del siglo XVI en los que ya se habla de la existencia de fiestas de máscaras y toros.
Además, en el Archivo Histórico Municipal de Ciudad Rodrigo, encontramos un documento con fecha de 1418 en el que se habla de las rentas del concejo, donde por primera vez se nombran las talanqueras que deben colocarse para cuando corrieran los toros.
Pero, además, podemos constatar la pasión de los vecinos de la ciudad por este tipo de festejos ya en tiempo de los Reyes Católicos. En el Archivo General de Simancas encontramos un documento de 1493 en el que sus majestades piden a las autoridades de la ciudad que dejen de gastar tanto dinero en ellos. Y es que cualquier celebración o visita de alguna figura importante ya era motivo suficiente para celebrar una corrida de toros: “Parece que en esa dicha ciudad se corren muchas veces toros e en ellos se hacen gastos demasiados (…) Non se pague en esa dicha ciudad más de fasta seis toros cada año repartidos por las fiestas que a vosotros pareciere e bien visto” puede leerse en el documento.
Durante el siglo XVI, el Papado prohibiría los festejos taurinos en plazas cerradas, bajo pena de excomunión, lo cual supuso un duro golpe para Ciudad Rodrigo. Los vecinos no quisieron renunciar a una de sus mayores pasiones y haciendo uso de su ingenio dieron con una imaginativa solución. Abrirían la plaza de toros y cerrarían las murallas para que los toros corrieran por las calles de la localidad. No obstante, este tipo de eventos no tardarían mucho en ser cancelados tras varios incidentes graves.
Además, hacia el siglo XVII se inicia una época complicada para los festejos de Ciudad Rodrigo debido a la crisis económica y social y a los problemas generados por la Guerra de Sucesión. Una situación que daría lugar a constantes saqueos por parte de los portugueses y que supusieron un gran paréntesis en la celebración de las fiestas taurinas.
Tras las dificultades sociales y el conflicto bélico, la sociedad de Ciudad Rodrigo evoluciona y , volviéndose a instaurar la «corrida de toros anual» a mediados del siglo XVIII. Es en el año 1732 cuando por primera vez encontramos referencias claras sobre la celebración del Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo.
Desde entonces no habían faltado jamás los toros en el Carnaval. Incluso durante las inundaciones de principios del siglo XX y el transcurro de la Guerra Civil, el Carnaval del Toro siguió celebrándose, salvo en el año 2020 y 2021 a causa de la epidemia ocasiona por el coronavirus. En la actualidad, el Bolsín Taurino, las Peñas, la Reina de las Fiestas, el Pregón y la pasión de los habitantes de la ciudad por esta celebración han hecho que el carnaval vuelva a resurgir en todo su esplendor. Convirtiéndose en una fiesta de obligada visita.
Además de los festejos taurinos, también se organizan otras actividades como el baile del Carnaval, la presentación de las comparsas, el desfile de carrozas o el original coso taurino que se levanta en la Plaza Mayor, construido en madera en su totalidad, con estilo medieval. A lo largo de estos días, peñas y charangas acompañan al viajero y lo animan a participar del jolgorio, el disfraz y la transgresión.
La fiesta llega a su fin el Miércoles de Ceniza, pero vuelve a resurgir con fuerza el Domingo de Piñata, una semana más tarde. Durante esta celebración, las peñas y demás vecinos se dan cita para degustar la carne de algunos de los toros que fueron toreados. De esta forma, se pone el colofón a una fiesta que alarga el Carnaval del Toro en plena Cuaresma.
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