En nuestras visitas diarias a la Catedral de Segovia, unas veces por falta de tiempo o por desconocimiento, no valoramos como deberíamos la colección de tapices flamencos tan espléndida que guarda la Catedral entre sus salas.
Hoy hablaremos de su valor en el pasado y en el presente. Eran importantes porque dignificaban los espacios donde se exponían y eran útiles ya que aislaban los espacios del frío. Estos tapices tenían un gran valor propagandístico, ya que no todo el mundo podía acceder a poseerlos: cabildos, reyes y nobles eran sus mecenas. En la actualidad tienen un incalculable valor.
Realizar un tapiz era obra de un gran taller y se seguían un gran número de pasos en su elaboración. Primero se pedía un pequeño boceto a un pintor sobre el tema elegido, se elegía lo que se quería representar y más tarde se pasaba a un cartón y después el cartón entraba en el taller para empezar a tejerlo. La riqueza de estos tapices viene dada por varios factores: como el uso de las mejores lanas castellanas y sedas con las que eran tejidos, en los más valiosos podemos entrever hilos oro y plata. Otro factor que determinaba su riqueza era los tintes y los colores que se elegían para su confección. Estos tapices que eran elaborados durante varios años en los talleres flamencos.
Los tapices de la Catedral de Segovia se encuentran en un estado de conservación óptimo y algunos se han restaurado en los últimos años. La Catedral cuenta con cuatro series o colecciones de tapices, formados por 32 paños flamencos, repartidos por varias salas. Estas series son: Zenobia, Reina de Palmira, Pompeyo Magno, Verduras y Los Planetas.
Hoy hablaremos de la Serie Zenobia, Reina de Palmira, situada en la Sala Capitular, compuesta por 11 paños flamencos del siglo XVII. Los tapices fueron encargados por el comerciante Franco Méndez de Castro. Se realizaron en el taller de Geraert Peemans, y los cartones son obra del pintor flamenco Justus Van Egmont, forjado en el taller de Rubens. Estos tapices llaman la atención por la riqueza en su colorido y por el gran lujo de detalles que poseen. Y si nos acercamos, en muchos de ellos podemos encontrar B B, símbolo de Bruselas y Brabante dónde fueron confeccionados.
Llevan más de 300 años en la Catedral y llegaron a Segovia por la donación a su muerte del Canónigo Don Antonio Ayala Berganza en 1684. Estuvieron en otras salas y a menudo se usaban para engalanar espacios durante las procesiones. Finalmente, su ubicación fue la Sala Capitular.
Este tipo de tapices historiados se popularizaron en el siglo XVII, apareciendo personajes femeninos y mitológicos, muy de moda en la época barroca.
Cada tapiz nos muestra un episodio de la vida de la Reina Zenobia de la ciudad de Palmira del siglo III d.c.: su boda con Odonato, el banquete nupcial, dirigiendo al ejército y su choque contra el Imperio Romano al que pertenecía. Roma es representada en los tapices por el Emperador Aureliano, que finalmente vence a la reina Zenobia y es hecha prisionera. Merece la pena destinar unos minutos a contemplar los detalles de cada uno de los tapices: los personajes, el detallismo en los ropajes y las joyas, las diferentes representaciones de la naturaleza y de la arquitectura. Cada tapiz guarda un sinfín de pequeños detalles.
Si quieres conocer más sobre la vida de la Reina Zenobia y el resto de los tapices catedralicios y otros muchos secretos poco conocidos de la Catedral, te aconsejamos participar en una de nuestras visitas guiadas por Segovia y adentrarte en nuestra historia.