
Dentro de la maravillosa Cartuja de Miraflores, panteón de los padres de la reina Isabel La católica, y en una de sus capillas, concretamente en la sala de las reliquias, nos podemos sorprender con una inesperada pintura de Joaquín Sorolla.
Sorolla visitó la ciudad de Burgos y la Cartuja de Miraflores en marzo de 1910.
Al ver este cuadro de la Elevación de la cruz, una impresionante grisalla, rápidamente comprobaremos que lejos quedan esos reflejos en la arena, y los niños corriendo por la playa, al que tanto asociamos a este maravilloso pintor impresionista.
Este es un cuadro de 1884, representa con gran fuerza el momento exacto en que Cristo, tras ser clavado en la cruz va a ser elevado hasta su verticalidad.
El rostro de Cristo refleja claramente el sufrimiento, y la posición de la virgen con sus brazos extendidos denotan claramente la desesperación de una madre a ver como sufre su hijo.
Esta pintura, donde el máximo protagonista es Cristo, nos le muestra desde un lateral para que nosotros seamos testigos de primera mano de la escena, de ese momento de tensión y angustia, acentuada por el esfuerzo de los brazos al sostener las cuerdas para poder levantar toda la cruz y al tiempo dar más dramatismo al suceso.
El cuadro formaba parte del oratorio privado de la familia de un monje de la propia Cartuja de Miraflores, y cuando fue ordenado sacerdote sus padres decidieron regalarlo al monasterio.
Si quieres saber más sobre esta y otras muchas obras que guarda la Cartuja visítala de la mano la Asociación de Guías Oficiales turismo de Turismo.