ETIMOLOGÍA
La palabra aceña viene del árabe “as-saniya” y significa “la elevadora” en clara referencia a las ruedas que al elevar el agua del río conseguían poner en funcionamiento diversos mecanismos.
TECNOLOGÍA Y USOS
Los conjuntos de aceñas eran construcciones en forma de nave, cuyo fin era aprovechar la fuerza del río para diferentes usos. Sus tajamares facilitaban el desvío del agua hacia las ruedas, ya que al impactar contra ellos la corriente del río, está se rompía, y era encauzada hacía las palas de las ruedas.
El modelo utilizado en estas construcciones era el llamado vitruviano, de rueda vertical y eje horizontal.
Muchas de ellas fueron aceñas harineras y por lo tanto fundamentales en la vida de la ciudad. Si no molían no había pan, alimento básico durante siglos. Fueron objeto de numerosas restauraciones debido a su posición dentro del río que además de hacerlas funcionar era el causante de constantes deterioros. Además, era necesario construir unas azudas que cortaban la corriente y encauzaban el agua hacia las orillas para que esta discurriese por los canales donde se situaban las enormes ruedas de madera.
Son numerosas las aceñas que ha habido en la ciudad de Zamora y aunque no conservamos todas, son varias las que han llegado hasta nuestros días en diferentes estados de conservación. Unas de las más antiguas son las llamadas aceñas de Olivares, así conocidas por estar enclavadas en el barrio zamorano del mismo nombre.
Dentro del espacio urbano de Zamora además de las mencionadas de Olivares, se encuentran también las de Pinillay las de Cabañales. Aguas abajo y dentro del término municipal de Zamora se encuentran las de Gijón y las de los Pisones.
ACEÑAS DE OLIVARES
En un principio debieron ser de propiedad real y más tarde fueron donadas al cabildo de la catedral para que con sus rentas pudiera obtener recursos que hicieran posible la construcción de la catedral. Permanecieron en manos del cabildo hasta el s. XIX y tras la Desamortización de Mendizábal pasarían a manos privadas. En la segunda mitad del s. XX son abandonadas por falta de uso, y poco a poco van deteriorándose. En 2008 concluye una prolongada e importante restauración a instancias del Ayuntamiento de Zamora.
En la actualidad podemos visitar en su interior una interesante exposición de la historia y el uso de estas “industrias” milenarias, así como su importancia histórica y económica, no solo de la ciudad de Zamora, sino también de otras muchas poblaciones.
Desde su interior podemos sentir la fuerza del agua y entender mucho mejor su historia y su enorme relevancia en la economía de la ciudad.
En la actualidad son gestionadas por el Ayuntamiento de Zamora y están abiertas todo el año, salvo en los períodos de grandes crecidas. El horario varía en función de la época del año. El acceso es libre y gratuito.
Además, desde las aceñas puedes cruzar a la otra orilla en una barca de cable o bien disfrutar de un agradable paseo en barca.
Para más información puedes pulsar en el siguiente enlace.
CURIOSIDADES
¿Sabías que cada una de las muelas de las aceñas recibían curiosos y sonoros nombres? Rubisca, Manca, Triquitana, etc
En uno de los muros de una de las aceñas de Olivares podemos encontrar el relieve de un cordero, pero ¿por qué? El cordero es el símbolo del cabildo de la catedral, institución a la que pertenecieron las aceñas durante siglos, de ahí que figure su símbolo en ellas. Cuando los vecinos decían que el río “daba de beber al cordero” era un anuncio de graves inundaciones.
Las ruedas de las aceñas llegaron a tener tal trascendencia en la vida de la ciudad que aparecen en un sello del conejo de Zamora en 1273.
Aún hay mucho más por descubrir sobre las Aceñas de Zamora. Si quieres saber más sobre ellas te animamos a descubrirlas de mano de uno de los guías profesionales de la Asociación Zamorana de Guías.