Eremitorios e iglesias rupestres en el Norte de Palencia: «La oración de la Piedra»

Eremitorio de San Vicente en Cervera de Pisuerga

Eremitorios e iglesias rupestres en el Norte de Palencia: Su origen

Desde los tiempos más remotos de la historia (Paleolítico inferior) la humanidad ha utilizado los abrigos rocosos, las bocas de las cuevas como refugio, vivienda, santuario o lugar para enterrar a sus muertos. Con el descubrimiento del fuego estos refugios provisionales adquirieron un carácter más estable, convirtiéndose en hogar, taller, establo de ganado, santuarios… para muchas gentes de diferentes lugares del planeta. Hoy mismo, en lugares de España como Guadix o Baza, en Tiermes, Burjasot o Segóbriga encontramos casa cuevas habitadas desde antiguo y en ocasiones, perfectamente adecuadas a las necesidades de la población.

Las ermitas e iglesias rupestres a las que nos vamos a referir están situadas en el torno de Aguilar de Campoo y Cervera de Pisuerga, en la Montaña Palentina. Son espacios dispersos, irregulares tanto en planta como en alzado. Son  difíciles de identificar y sobre todo de interpretar y fechar. Su íntima conexión con la naturaleza que los rodea hace difícil en ocasiones su  localización.

Algunas nacieron como pequeños cenobios creados en torno a  solitarias cuevas  de ermitaños o anacoretas, otras como sencillas ermitas dedicadas a una devoción local que a lo largo de los siglos se han convertido en iglesias parroquiales de sus respectivas localidades con pilas bautismales que les conceden dicha categoría.

Eremitorios e iglesias rupestres en el Norte de Palencia: Datación

El fenómeno del eremitismo surgió entre los siglos III y IV en Egipto. Encontramos nombres como San Pacomio, San Antonio Abad o San Pablo Ermitaño que podemos considerar como los primeros monjes cristianos. Fueron personas que se alejaron del mundo y sus placeres, ávidos de espiritualidad, consagraron su vida a la oración y la contemplación. Comían frugalmente, alimentándose de los escasos recursos que les proporcionaba la naturaleza. Se cubrían con muy sencillas ropas y en ocasiones se autoinfringían castigos corporales.

Rodeados de un halo de santidad y sabiduría, otras personas se acercaban a pedirles consejo y oraciones y en ocasiones se quedaban en cuevas cercanas para adoptar su modo de vida, formando pequeñas comunidades consideradas por algunas personas como el origen del monacato.

Cuando se produce la cristianización de Hispania, sabemos que en los valles de la Liébana,de Valderredible, en estas comarcas palentinas,  en la vecina Amaya, en el Bierzo o en la Rioja hay un movimiento de monjes como San Millán, San Fructuoso, Santo Toribio que recorren estas tierras con una misión evangelizadora. Hay quienes opinan que entre los siglos VI y VII empiezan a construirse estos eremitorios, que en el siglo IX evolucionan, en algunos lugares, a monasterio eremítico, del IX al XI en monasterios/aldeas de repoblación y a partir del XI-XII en iglesias parroquiales.

Podríamos pues, atribuir la construcción de estos lugares tanto a  las gentes que bajan de las montañas hacia el sur al compás de la reconquista y repoblación iniciada por Alfonso I y Alfonso II como a aquellos grupos de mozárabes que huyeron de tierra conquistada por los sarracenos. En los interiores de alguna de estas iglesias encontramos arcos de herradura, de medio punto, apuntados…que nos hablan de la simbiosis de los distintos estilos arquitectónicos que se suceden a lo largo de los siglos en que estas construcciones estuvieron en uso:  elementos visigodos, mozárabes, románicos e incluso góticos se funden en el crisol de los tiempos.

Iglesia de los Santos Justo y Pastor, Olleros de Pisuerga: la Catedral del arte rupestre.

Estamos ante una iglesia excepcional excavada en el lecho de un río de hace 95 millones de años ( en el Cretácico Medio) bajo un conglomerado de arenisca. Sorprende a quienes visitan este templo el encontrar una «autentica» iglesia de dos naves en el interior de la montaña, a los pies de Monte Cildá.

Iniciada probablemente como una pequeña ermita en torno al siglo IX, los monjes que la habitaron en diferentes épocas durante los siglos XI,XII y XIII, fueron reproduciendo en su interior una iglesia completa como las construidas en el exterior, sobre todo en época románica. Encontramos dos falsas bóvedas de cañón con sus arcos fajones de medio punto en las dos naves del templo, dos ábsides en las respectivas cabeceras, el principal con una ligera inclinación al este buscando la orientación canónica de todo templo románico y un altar labrado en piedra.

Junto a la capilla principal hay un misterioso espacio con una tumba antropomorfa excavada a ras de suelo y bajo un arcosolio, espacio que permaneció oculto a los ojos de la gente hasta mediados del siglo pasado y que comunica con un púlpito de madera.

Casi a los pies de la nave principal cerca del coro también de madera, encontramos un pequeño espacio con una pila bautismal que nos muestra que por mucho tiempo esta iglesia ha sido la parroquial de Olleros de Pisuerga. Tiene una sacristía en la parte más exterior que probablemente fue la ermita inicial. Varios vanos en la fachada exterior permiten la entrada de la luz, que sobre todo en el solsticio de verano, ilumina el altar principal en un maravilloso juego de luces crepusculares.

Mechinales y huecos en la roca nos hacen pensar en una planta superior de madera que pudo utilizarse como dormitorio de los propios monjes. El altar plateresco del siglo XVI dedicado a los Santos Justo y Pastos, el Crucificado del XVII así como el portico, la escalinata, la pequeña espadaña y la torre campanario fueron añadidos de los siglos XVII y XVIII que completan el sorprendente conjunto de este templo rupestre.

Podríamos seguir describiendo los mil y un detalles que hacen diferente este templo, pero mejor te invitamos a visitarlo con nosotras, las guías de AGOTPAL en una ruta en la que te acompañaremos también a visitar las ermitas de San Pelayo en Villacibio, San Martín en Villarén de Valdivia o San Vicente en Cervera de Pisuerga así como los eremitorios de Corvio y de Quintanilla de la Berzosa. ¿Nos acompañas en ese viaje al Medievo? No te dejará indiferente.

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