Santa María de la Vega, a la que todos los salmantinos conocemos popularmente como la Virgen de la Vega es la patrona de la ciudad de Salamanca desde 1618 aunque se consagró en 1653.
El día 8 de septiembre celebramos su fiesta, fiesta que es de la Natividad de María.
En la Plaza de Anaya es tradicional ofrecer a la Virgen flores así que todos aquellos salmantinos con gran devoción a la Virgen deciden acercarse a la fachada de Ramos de la Catedral Nueva, donde se sitúa una copia de la escultura de la Virgen y se le honra con una ofrenda floral.
Comparte el patronazgo de la ciudad con San Juan de Sahagún y en este día se puede disfrutar de un ambiente festivo y tradicional, donde los hombres y mujeres se visten con los trajes tradicionales, únicos, preciosos y ricos en filigrana y joyería charra.
Del Monasterio de Santa María de la Vega a la Catedral Vieja.
Durante todo el año se puede disfrutar de la talla de la Virgen en el retablo de la Catedral vieja.
Se trata de una talla románica y era la titular del monasterio de Santa María de la Vega, situado cerca del río Tormes, en cuyas orillas se asentaron hacia finales del siglo XII los Canónigos de San Agustín dependientes de la Colegiata leonesa de San Isidoro.
Sin embargo, ante la ruina de la iglesia, y tras una breve estancia en la iglesia de San Polo, se trasladó finalmente la escultura, que ya disfrutaba de gran devoción en la ciudad, al convento de San Esteban, permaneciendo allí desde 1842 hasta el año 1904, año en el que se decide su traslado a la Catedral Vieja de Salamanca, donde hoy se puede contemplar.
Virgen Madre de Dios.
La escultura mide 72 centímetros de altura. Se trata de una Theotokos, es decir, la Virgen como Madre de Dios, sentada en el trono, con velo que cubre su cabeza y con el niño sentado sobre la rodilla izquierda y en pose de bendición.
Se le ha datado de finales del siglo XII.
Está realizada en madera y cubierta de bronce, cobre dorado y piedras preciosas, en colores como el azul, rojo, verde, amarillo, negro y blanco.
Los ojos de la Virgen son de azabache de color negro intenso, mientras que los del niño son de vidrio azul.
Especialmente interesante es la cara del niño que se aleja de los modelos románicos y se acerca a través de su cara infantil al modelo gótico.
La virgen está sentada sobre un trono sin respaldo, decorado tanto interiormente como alrededor por querubines como por Apóstoles.
Leyenda.
Además de que era habitual pedir a la patrona ayuda en determinadas circunstancias, como en el caso de los momentos de sequía, cuenta la leyenda que durante el año de 1706 en el momento de la Guerra de Sucesión, los salmantinos acudieron a su patrona en busca de ayuda.
Se cuenta que las tropas portuguesas partidarias del Archiduque Carlos VI entraron en la ciudad de Salamanca justo en el momento de las festividades de la capital charra. Los salmantinos se encomendaron a la Virgen de la Vega para que les salvara de estos ataques y saqueos.
La Virgen otorgó una rotunda victoria a los salmantinos y con ellos los portugueses fueron expulsados.
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