En el siglo XII, frente al Alcázar de Segovia se elevaba la antigua catedral románica de Santa María. Sabemos además que en 1120 el concejo de la ciudad dona a la catedral un gran terreno frente a la misma y que se encuentra dentro de las murallas. Sobre este solar urbano se trazó el barrio de las Canonjías. Por suerte, este barrio ha llegado hasta nuestros días en muy buen estado de conservación. De forma casi triangular, éste se articula en dos calles, las antiguas canonjía vieja y canonjía nueva. Su buen estado de conservación hace que sea un ejemplo singular en Europa de barrio románico de origen religioso.
Por la canonjía nueva pasa en canal del acueducto, por lo que estas viviendas gozaban de agua corriente.
Se cerraba por tres puertas al anochecer, de las cuales sólo ha llegado hasta nuestros días la hermosa puerta de La Claustra, situada en la canonjía vieja. Las otras dos puertas parece fueron derribadas con ocasión de la boda real del rey Felipe II y su cuarta esposa, Ana de Austria, que tuvo lugar en el cercano Alcázar.
Los canónigos o curas de la catedral arrendaban estas casas al obispo, tenían la obligación de repararlas, pero al no tenerlas en propiedad nunca llevaron a cabo grandes remodelaciones. Este hecho hace que muchas hayan llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación. Se trata de un conglomerado de casas de poca altura en su parte delantera y varias plantas en la parte trasera en las que se abrían bodegas y huertas. Disfrutaban de ciertos derechos como su propio sistema antincendio o el derecho de asilo.
Un hermoso barrio a modo de ciudad jardín en el que los curas hacían vida casi monástica.