La vigía de la plaza
Cuando nos asomamos a la plaza mayor de Aguilar de Campoo,nuestra mirada es atraída como por un imán hacia la imponente silueta de su Colegiata de San Miguel Arcángel que, orgullosa, preside el ágora publica de la villa desde hace más de ocho siglos.
Este templo fue declarado Bien de Interés Cultural en 2019. Preside dicha plaza trapezoidal por su lado oriental y representa orgullosa el poder del Marquesado de Aguilar de Campoo. cuyo escudo encontramos en la torre de la misma.
La Colegiata de San Miguel Arcángel: sus orígenes
La referencia escrita más antigua que tenemos es la de una iglesia situada donde ahora se levanta la Colegiata en el año 1220. Aparece en un Diploma hebreo que cita los molinos del Mercado situados cerca de Sant Miguel.
Sabemos, por los Archivos Parroquiales, que quizá antes ya existía ahí un templo construido debido al crecimiento económico y urbanístico del lugar para cubrir la necesidad de un templo mayor y mejor dotado que las parroquias ya existentes de San Andrés y Santa Cecilia. Ambas iglesias estaban situadas en las laderas del castillo, lugar donde se asentó la población en tiempos alto medievales. Poco a poco fueron perdiendo importancia al establecerse el núcleo urbano en la margen izquierda del rio Pisuerga donde desde entonces se va a emplazar el núcleo político, religioso y económico de la villa.
Se construye en diferentes fases desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII siendo la mayor parte del edificio que conservamos del primer tercio del siglo XIV. Poco sabemos de este periodo aunque si conocemos el nombre del Arcipreste que impulsó las reformas del templo: Garci González cuyo magnifico sepulcro policromado se conserva en la actual Capilla de los Pobres o del Arcipreste del Freno. Podríamos pensar que en el año 1346 estaba ya finalizada, pues consta que en esas fechas el Obispo de Sigüenza concedía indulgencias a quienes visitasen el templo una vez acabado
La Colegiata de Aguilar de campo: fecha clave
En 1541, el tercer Marqués de Aguilar: Juan Fernández Manrique de Lara, embajador de Carlos I ante el Papa Julio III consigue que la Iglesia de San Miguel sea elevada a la categoría de Colegiata y desde ese momento y hasta el año 1851 en que un Concordato suprime las Colegiatas en España, la vida religiosa de esta villa, con sus luces y sus sombras girará en torno a este templo y su Colegio de Canónigos formado por un abad, un chantre, un arcipreste, un maestrescuela, diez canónigos y ocho racioneros.
La Colegiata de San Miguel Arcángel: su exterior
La fachada principal del templo, como ya hemos dicho, conserva los únicos vestigios de su pasado románico: una portada abocinada con ocho arquivoltas de sencillos baquetones, salvo la interior más decorada, sobre capiteles vegetales muy estilizados que se sustentan en columnas acodilladas sobre podio.
El resto del edificio que comenzó a levantarse en el siglo XIV sigue los preceptos del gótico burgalés. Podríamos incluso decir que el modelo será la catedral de Burgos. No obstante, los dos últimos cuerpos de la parte superior de la torre campanario son de estilo claramente herreriano y en el lado sur del templo se van a ir añadiendo dependencias tales como la Capilla del Santo Cristo de Aguilar, la Sala Capitular y la Sacristía que muestran la evolución estilística de sus diferentes elementos arquitectónicos hasta llegar al siglo XVIII
La Colegiata de San Miguel Arcángel: su interior
Nos encontramos ante un magnífico templo de tres naves diferenciadas en planta y altura, presididas por un imponente presbiterio que da paso al ábside mayor poligonal comunicado por sendos arco apuntados con los ábsides laterales. Rotundos pilares con columnas adosadas sostienen las bóvedas de crucería de las tres naves. El retablo renacentista del San Miguel Arcángel realizado en el siglo XVI por Juan de Vallejo preside el ábside principal flanqueado por los sepulcros orantes de los Marqueses de Aguilar.
La Colegiata de Aguilar de Campoo: sus tesoros
La Capilla de los Cristos, a los pies de la nave del Evangelio; la Capilla de los Pobres, a los pies de la nave de la Epístola y la Capilla del Santo Cristo de Aguilar a la que también se accede desde la nave de la Epístola, contienen algunos de los tesoros de esta Colegiata. Obras de arte que las y los visitantes pueden contemplar para entender la riqueza, influencia y poderío de esa institución de la villa aguilarense. Todas estas obras forman parte del Museo Parroquial y están acompañadas por otras obras procedentes de templos más pequeños de la comarca para asegurar su protección.
Una maravillosa colección de Vírgenes del XIII y XIV así como los sepulcros que adornan los laterales de las naves y capillas citadas junto al mobiliario de la Sacristía y Sala Capitular y las sillerías de esta Colegiata y del Monasterio de Santa María la Real, completan el inventario artístico del templo.
Para visitar este magnifica Colegiata, puedes contactar con nosotras, las guías de AGOTPAL que estaremos encantadas de recorrerlo contigo una vez más.