URRACA I, REINA DE LEÓN

URRACA I, «LA TEMERARIA»

Urraca I, reina de León, fue la hija primogénita de Alfonso VI y de su segunda esposa la reina Constanza de Borgoña. Nació en León en 1081. Para gran desilusión de Alfonso VI no fue hijo sino hija y por si fuera poco el disgusto, se constató que la reina no podría tener más descendencia. Siendo mujer, ya desde pequeña, Urraca I se vio obligada a enfrentarse a un destino que se presentaba poco favorable.

La dificultad de ser mujer

Desde los primeros momentos de su vida, Urraca I, la primogénita legítima conoció las dificultades que le acarreaba ser mujer. Su infancia estuvo dominada por la contradicción entre el hecho de ser la heredera del trono de su padre y el deseo de éste de suplantarla por un varón. Para ese fin no dudó Alfonso VI en convertir en heredero del trono a su hijo ilegítimo Sancho, fruto de sus relaciones con la princesa musulmana Zaida.

Siendo todavía una niña, su padre acordó su boda con Raimundo de Borgoña y el matrimonio se llevo a cabo cuando ella cumplió los doce años. Recibió junto con Raimundo el condado de Galicia, que acabarían gobernando en común. Fue entonces cuando Urraca I empezó a mostrar que no quería limitarse a ser una mera esposa complaciente, como demuestran algunos documentos en los que firmaba como » reina gallega» frente al «príncipe» que era entonces Raimundo.

«Matrimonio y mando»

Del matrimonio con Raimundo nacieron dos hijos, Sancha y Alfonso, a los que él conocería poco, ya que murió en 1107. Un año después los almorávides, cuya furia andaba desatada en aquellos años, acabaron con la vida de Sancho, el hermano de Urraca I. Fue así como ella volvió a ser la heredera de Alfonso VI.

Sepulcro de Alfonso VI y sus esposas en el Monasterio de San Benito de Sahagún (León)

En realidad Alfonso VI pensaba que su hija no iba a ser capaz en solitario de hacer frente a la situación política y militar de un Imperio con cinco reinos. Por ello ya planeaba una nueva boda para su hija con Alfonso I de Aragón, conocido como «el Batallador».

Un matrimonio complicado

Desde el principio para Urraca I, reina de León, Alfonso era un pretendiente desagradable, «cruento, fantástico y tirano» según las Crónicas Anónimas de Sahagún. Así las cosas y sin demasiado entusiasmo por parte de los contrayentes, Urraca y Alfonso se casan en plena época de vendimia en el castillo de Monzón de Campos en 1109.

REINA CON CARÁCTER

Tras la muerte de Alfonso VI, Urraca y el Batallador se convirtieron en reyes de hecho de Aragón, Navarra, Castilla y León. Según el acuerdo, si de su unión nacía un heredero varón, éste gobernaría todos aquellos territorios.

La falta de amor por parte de la reina, que accedió al matrimonio en razón de las presiones políticas era correspondida con la misma moneda del lado de Alfonso. El aportaba a la relación un carácter no exento de rasgos violentos que ni siquiera excluía los malos tratos.

Fue la reina la que tomó la iniciativa de romper la unión matrimonial en 1110. La decisión de la ruptura era firme. Luego hubo algunos intentos de arreglo y puntuales reencuentros que no pasaron de días o, como mucho, de algunos meses. A pesar de todo la reina no renunció al amor, no con muchos detalles los historiadores medievales pasan de puntillas sobre sus relaciones con dos aristócratas. Tienen gran importancia en la vida de Urraca pues son clara expresión de afirmación propia y de ejercicio de libertad personal.

MUJER CON DERECHO A REINAR

Urraca I reina de León, vivió durante el resto de sus días poniéndose al frente de sus tropas en múltiples batallas. Realizó maniobras políticas de todo tipo , con el objetivo de mantener lo que consideraba su legítimo derecho a reinar. Un poder que la reina Urraca I de León ejerció plenamente en la última parte de su vida.

Fue una de las primeras reinas que gobernó en solitario en Europa. Se esforzó por superar situaciones que no hubieran sido tan complicadas para un varón. A pesar de todo fue maltratada por la mayoría de los cronistas.

Urraca I. Tumbo A .Catedral de Santiago de Compostela

FINAL DE UNA GRAN REINA

Urraca I falleció cerca de Saldaña (Palencia), con cuarenta y cinco años el 8 ó 9 de marzo de 1126. Según la Crónica Compostelana : «Urraca reinó tiránicamente y mujerilmente diecisiete años y acabo su vida infeliz en el castillo de Saldaña, al dar a luz a un hijo adulterino»

Tampoco en su epitafio del Panteón de los Reyes de San Isidoro de León aparece ninguna noticia positiva de su reinado : «En este hermoso sepulcro yace la Reina Urraca, hija del buen Rey Alfonso y madre del Emperador Alfonso».

Panteón Real de San Isidoro de León.

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