UN GENIO DE LA ARQUITECTURA
Antoni Gaudí i Cornet (1852-1926) está considerado uno de los grandes arquitectos de la historia. Su creatividad y talento desbordantes y su capacidad de observación, le llevarán a encontrar en la naturaleza las respuestas y la inspiración para desarrollar un estilo propio. Además de su obra catalana, la genialidad de Gaudí en León, es latente.
Desligado de toda tendencia de la época, tan revolucionario como inimitable, es admirado por expertos y profanos de todo el mundo.
UN CREADOR SIN LÍMITE
Tras titularse como arquitecto en la Escuela de Barcelona, con 26 años en 1878, quedará ligado para siempre a esta ciudad y a su historia de finales del siglo XIX y principios del XX. Por ello la mayor parte de sus obras se encuentran en Barcelona.
Antonio Gaudí realizó 90 proyectos a lo largo de su carrera profesional, incluyendo obras no culminadas y colaboraciones.
Con 31 años acepta hacerse cargo de la dirección de las obras del templo de la Sagrada Familia, en Barcelona, al que dedicaría gran parte de su vida (43 años) y no terminaría. Siendo ésta, la obra cumbre que resume su extenso universo artístico.
DE SU PRIMER PERÍODO
Desde sus proyectos de estudiante universitario y sus trabajos de juventud, dónde reflejó fielmente los ideales estéticos de la Escuela de Arquitectura: monumentalismo e historicismo, y sin tener un estilo propio, Gaudí ya dejó constancia de su genio incipiente.
En este período despuntará como arquitecto con obras como: La Casa Vicens, El Capricho y El Palacio Güell. En ellas combinará elementos de inspiración medieval y oriental con rasgos modernistas. Un aire ecléctico.
La Genialidad de Gaudí en León
De inspiración gótica, con estilo neogótico, proyectó el Palacio Episcopal de Astorga (León), con aspecto exterior de castillo, e interiores propios de una iglesia. En la capital leonesa nos dejó La Casa Botines, un edificio de uso comercial, negocio de tejidos, y residencial. Será la primera casa de viviendas que proyectará el arquitecto catalán. Así León cuenta con dos de sus tres obras proyectadas fuera de Cataluña.
CAMINO HACÍA EL ÉXITO
Gracias a la libertad que le concedieron sus clientes, en especial el empresario Eusebi Güell, su principal mecenas, Gaudí fue definiendo su propio lenguaje. Estilo naturalista, esplendor creativo, etapa de madurez, que alcanzará con obras como: El Park Güell; La Casa Batlló, cuya fachada se inspira en el mundo marino con un tejado que semeja el lomo de un dragón; o La Casa Milá (La Pedrera), obra maestra que superaba los límites de su época y rompía radicalmente con el diseño dominante en el Paseo de Gracia barcelonés.
LA CONSAGRACIÓN AL TEMPLO
La Sagrada Familia es el ejemplo del último Gaudí, pero también es la síntesis de toda su arquitectura. La obra a la que dedicó la mayor parte de su vida, alternándola con otros proyectos. Y a la que se consagró en cuerpo y alma durante sus últimos 12 años de vida, rechazando cualquier otro encargo que le pudiera apartar de ella. Llegando incluso a trasladarse a vivir a su estudio de la Sagrada Familia.
Gaudí consideraba que el templo religioso era «la construcción por excelencia», así que en La Sagrada Familia, combina la originalidad funcional con un gran programa simbólico. Además de concebirla como un vínculo entre la tierra y el cielo, capaz de reflejar sus ansias de perfección como arquitecto, y sus inquietudes espirituales.
UN GENIO GENIAL
El 7 de junio de 1926, a punto de cumplir 74 años, tras finalizar su jornada de trabajo en La Sagrada Familia, fue atropellado por un tranvía. Casi Irreconocible e indocumentado, fallecerá 3 días después.
Gaudí fue enterrado en un acto multitudinario, el 12 de junio, en la cripta de La Sagrada Familia, en la capilla del Carmen. Así quedará unido para siempre a su proyecto más importante, conocedor de todos sus sueños y aspiraciones y reflejo de una vida entregada completamente a la arquitectura.
Descúbrelo
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